Me encanta el ballet. Eso, hasta hoy, lo sabían sólo mis amigos. Hoy lo saben también los que leen mi blogs.
He ido a ver bailar a Nacho Duato siempre que he podido cuando todavía estaba en activo como bailarín. Y he visto también unas cuantas de sus coreografías. Y me han gustado mucho.
A pesar de estos puntos de partida, creo que este tipo se ha pasado mucho esta vez. Como tantos artistas, es ególatra, vanidoso, va de divo y se cree un ser de una categoría especial.
Ya no va a continuar siendo el Director Artístico de la Compañía Nacional de Danza. Su contrato se termina y no se lo renuevan. Para ser un cargo a dedo y que le ha durado nada menos que 20 años, creo que no se puede quejar. Pero se queja. La emprende contra el Ministerio de Cultura y contra todo el país. ¿Pretendía que su nombramiento fuera vitalicio? ¿Cuándo lo han sido este tipo de cargos? ¿Por qué iba a ser diferente en su caso? ¿En los últimos 20 años no ha surgido nadie que se merezca la misma oportunidad que le dieron a él?
Aprovechando una rueda de prensa en Moscú para presentar el último espectáculo de la Compañía ha hecho unas declaraciones completamente impresentables. Dijo, por ejemplo, que estaba seguro de que le esperaban cosas mucho más importantes que las que ha realizado hasta ahora. Como si ser durante 20 años el Director Artístico de la Compañía Nacional de Danza, con libertad para programar, hacer y deshacer fuera como una línea insignificante en el curriculum de alguien. Dijo también que en España sólo importa el fútbol y no se tiene respeto por los artistas, que nunca se oye a la gente echarse a la calle a chillar y a celebrar después de haber visto una representación de ballet u ópera. Hombre, no seas snob. Ni siquiera a los amantes del ballet y la ópera se nos ocurre esperar que se convierta en un espectáculo de masas, capaz de atraer a gente de toda edad, formación y condición social.
Eso sí, se cuidó mucho de mencionar otras cosas. No dijo cómo en estos 20 años ha ido convirtiendo una compañía pública en lo más parecido a una compañía privada suya, pero pagada por todos los españoles. Cómo, en el repertorio de la Compañía, el número de coreografías suyas supera a las de todos los demás sumadas (46 coreografías suyas por 43 creadas por coreógrafos invitados). Cómo ha procurado que ningún otro español destacara, no fuera a quitarle el sitio, programando en 20 años obras de solamente dos coreógrafos españoles. Ni tampoco cómo en todo este tiempo se le han pasado por alto algunas declaraciones bastante polémicas.
Anda, Nacho, no te sacrifiques más por nosotros y corre a aceptar esas cosas mucho más importantes que ser Director Artistico de la Compañía Nacional de Danza durante 20 años, tal como tú mismo auguras que te van a ofrecer.