Revista Literatura

Soledad en compañía

Publicado el 03 febrero 2017 por Lachicadelte
Recuerdo un día especialmente desesperante, hace mes y medio. Uno de esos momentos en los que piensas que no puedes con más, que todos tus planes están saliendo mal, que nadie te entiende, que no le encuentras sentido a tu vida, que te sientes que la soledad te aplasta y que incluso las pequeñas cosas que necesitas para sobrevivir el día a día, están disipándose. Ese momento. 
Soledad en compañía
No aguantaba más. Me acerqué a la cristalera del patio y me asomé. Era un bonito día invernal, de cielo despejado con colores rosados y tintes violáceos. Los pájaros, con sus estilizadas siluetas, hacían piruetas en el aire. Uno de esos días que se nos regala después de sufrir muchos otros de niebla, en los que sientes cierta libertad después de tanto tiempo de sombra. Pero yo me sentía encarcelada. 
Las lágrimas caían irremediablemente. Lloraba de rabia, pensaba ¿por qué me está pasando esto a mí? ¿por qué no puedo ser, simplemente, feliz? Miraba al cielo, y el cielo me devolvía la mirada. Me apoyé en la pared mientras observaba. Mi momento tiene que llegar, me repetía a mí misma. Mi impaciencia me aplastaba y me cegaba, me hacía desesperarme en mi angustia. Estuve un minuto o dos más, y me retiré. Me sentí notablemente mejor. Supongo que necesitaba desahogarme.
Ayer por la noche, mientras calentaba agua en la tetera, me volví a asomar a la misma cristalera. Han pasado muchas cosas desde entonces. Me apoyé en el lado contrario de la pared, miré al cielo (ahora totalmente negro), y me acordé de aquel día. Y me di cuenta de lo mucho que he avanzado en un mes y medio: me he hecho mucho más fuerte en muy poco tiempo. Y ahí estábamos las dos, de pie, una a cada lado de la cristalera. Me consolé a mi misma, consolé a aquella chica que lloraba mientras miraba el cielo violeta.
   - No te preocupes - me repetía - yo estaré siempre aquí, contigo, para consolarte y reforzarte... Siempre estaré a tu lado. 
Ayer me di cuenta de que nunca estamos solos, incluso en los peores momentos. Si estamos lo suficientemente atentos, podemos notarnos y sentirnos, podemos sacar fuerzas de donde parece que no hay... y sentir que podemos contar con nosotros mismos para siempre. 
¡Nos vemos en el próximo té!
Soledad en compañía

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