Solitario vacío

Felicidad familiar en viejas y amarillentas láminas de Norman Rockwell. Fuera de ellas, tan sólo agrias palabras y crispación constante.
El amor se suicidó, se pegó un tiro en la sien, borracho en un tugurio de mala muerte, ante la vista de aficionados a la prostitución y toxicómanos terminales.
Sórdida ciudad.cementerio, semiruinas urbanas en donde la vida y la esperanza son estranguladas a menudo. La felicidad nunca existió, tan sólo es un spot de un tóxico refresco. Forzadas sonrisas premium congeladas en las pantallas de los móviles, asfixia cotidiana, sordidez violadora agazapada para asaltar a los incautos. Un puñado de billetes ensangrentados arrancados de una mano inerte.
El mundo, horrible lugar que asfixia, a punto de estallar. Una vida reducida a una vieja polaroid en la que él ni siquiera sale. El Forastero, solitario, tanto, que podría decírsele casi cualquier cosas sin que le afecte, aunque sería capaz de disparar a alguien sólo por verlo apagarse. El futuro que ve, un negro remolino que lo desintegra todo. El pasado, una corriente sanguínea de lava que lo consume. Ya sólo existe, sin llegar a vivir del todo, una sombra a la que le asesinaron los sueños delante de sus narices. Ya no hay lugar a donde ir. Vacío creciente y expansivo en oscuras y míseras calles