Estamos totalmente entrenados para disimular la verdad. No decimos lo que pensamos, no ponemos la cara que deberíamos, no reaccionamos auténticamente. La máscara social nos exige nunca estar nerviosos, nunca decir lo que pensamos, jamás dejar que el otro sepa lo que sentimos. Cara de poker. Oriental face. Si de niños éramos muy espontáneos –como es Sebastián, el hijo de mi amigo L. que discute todo lo que ve y si no te cree te lo dice de frente – terminaban llevándonos a terapia. De tantos No que recibimos aprendimos a decirnos que no constantemente. No digas lo que sientes, no le cuentes todo, no sueltes tu verdad.Como el Rubén deAbrapalabra, la impactante novela del venezolano Luis Britto GarcíaPrimero tu familia (y luego el mundo) te dicen No y te rechazan tantas veces que acabas volviéndote hipócrita. O mejor dicho, discreto.
Si en el teatro hay que entrenarte de nuevo para que se note lo que sientes, en los talleres de clown la cosa es más rica aún porque el clown es pura verdad. Se tiene que notar que estás tenso, alegre, excitado o hambriento, y debe ser verdad. La frase típica del profesor de clown es no te creo. Si finges, no te creo. ¿Te haces el chistoso? No te creo. ¿No sale de adentro de ti? Pues noooo te creooooo. Por eso los clowns son queridos. Porque ellos, como los niños y los borrachos (y los ricos) son libres para decir la verdad, reaccionan a todo con autenticidad y se dejan llevar por los apetitos básicos, por el impulso, por la pasión a primera vista. Desde Carlín hasta Mr. Bean, pasando por Chaplin ylos hermanos Marx, todos hacen lo que les sale del forro y lo repiten una y otra vez, como hacen los bebés cuando se sienten graciosos. Por eso los amamos -a los payasos y a los bebés- y en el fondo, los envidiamos. Por eso andamos buscando sitios donde contar nuestras verdades indecibles... como este blog.
¿No has sentido que quieres decir algo y no puedes? ¿Tu mujer ronca? ¿Tu jefe huele mal? ¿Tu subalterno te quiere serruchar? ¿Te gusta tu compañera de trabajo? Suéltate y métete en un taller de claun (como el que dictaFiorella Kollmann enla escuela de impro y teatro de Ketó). Pero si no puedes, yo te oigo aquí. Cuéntame todo. Ponte la nariz roja y dime de frente lo que piensas, tus burlas y tus penas, ¡pero deja de sonarte la nariz con mi corbata!
Fuente: http://blogs.elcomercio.pe/tuvidaespuroteatro