Amo el silencio y los pájaros. Cada día que transcurre me hace odiar, aún más, las relaciones, las presencias. Adoro las nubes y las sombras, los ángeles negros habitan en lo hondo de mi alma. Si pudiera vivir estando muerto sería feliz, pero se trataría de vida en muerte o muerte en vida, y vivir y morir son completamente compatibles.
Las últimas palabras de Sócrates las tengo grabadas en el subconsciente, como la falsedad de los seres humanos.
Un día leí a Loreto los poemas de Cadáveres y rosas en un banco de madera. Ella escuchaba pero su rostro transmitía. Desde ese instante descubrí que seguía vivo, que mi viaje al infierno no culminó.
Nunca existió Dios. Entre nosotros habita dios. Aquellos que lo adoran justifican sus miserias en las limitaciones. Aquellos que lo alaban desprecian la existencia del mismo dios.
Un anillo es la virtud, dos la realidad. Y la azotea trajo al mundo el nacimiento del ser, el descubrimiento, la iniciación.
Acepto cualquier opinión siempre que venga de alguien justo, de un ser equilibrado y armónico, con equidad en la ética y la estética. Si proviene de un necio o de un no poeta, la acepto igualmente pero la evito, ni siquiera justifico su existencia.
El último sorbo de whisky sabe a rayos. La culpa la tiene el hielo. Ya no escucho ni leo sin gafas, solo huelo.