Solo para valientes
Las dos, madre e hija dormían profunda y tranquilamente en su dormitorio del piso de arriba. Desde que sus padres se habían separado, Emily no podía dormir sola, así que siempre compartía cama con su madre, a pesar de tener ya dieciséis años. La separación había resultado traumática, pero habían transcurrido ya tres años y lo estaban superando. Solo quedaba conseguir que Emily accediese a dormir en su propia habitación, aunque en aquella casa la opción era hacerlo en el sofá cama de la salita.
A los dos días salió un anuncio en la prensa local: “En venta casa portátil sobre ruedas preparada para entrar a vivir en paraje idílico. Incluye mecedora generalizada en toda la casa los días de viento. Solo para valientes. Núm. de ref. 20654F”.