Solo quiero tu boca.
Eso es lo único que tengo claro, que dudo hasta de mí pero nunca he dudado de tus besos, quiero follármelos hasta que no puedas dejar de gemir.
Que me siento recogiendo las migajas del mantel cada vez que beso otros labios. Que tu lengua es el mapa que lleva a la felicidad, que provocas escalofríos cada vez que mordisqueas mis mejillas y siento que si te vas, el infierno debe ser algo parecido.