Me quede pensando y, decidí sacarme la duda. Fui al Sheraton y pedí una milanesa con fritas. El mozo me miró consternado y quiso explicar alguna estúpida mentira sobre que no tenían milanesas, entonces, lo miré a los ojos y le dije: "soy mozo, andá y deciles a los de la cocina que quiero una milanesa con fritas". Al tipo le agarró la misma indecisión de rubro que tiene un Farmacity. Mi segunda estocada lo ubicó en la vida a nivel gastronómico: "vos sos el que manda, no te olvides".
La primera de las metas que nos propusimos con Ansaldi estaba hecha: Hacer Docencia. Lo que vino después fue el producto de una cantidad de limitaciones que tienen nuestros nuevos CHEFS: un desastre de milanesa y un insulto más a la gastronomía. Por supuesto, mi actitud como comensal que sabe, fue no comer esa milanesa, llamar al mozo y pedirle que me retire el plato. Sin quejas, ni malestar, esa es la forma en la que un comensal debe manejarse.
Duele en alma ver cómo destruyeron nuestros mozos, cómo dudan en vender una milanesa o un huevo frito si estos no figuran en la carta. Si supieran que de nada sirve los adornos en chocolate, las esculturas de sandías o los tiburones en formol , SIN LA SONRISA DEL MOZO NO HAY GASTRONOMIA. Un mozo te puede amargar la noche si quiere y después de eso no hay marcha atrás.
Pero hay lugares como LA PERLA que todavía resisten, donde los mozos tienen el poder o tal vez el recuerdo de cuando se hacían bien las cosas.
-Buenos días, qué se va a servir?
-Hola, una milanesa con fritas, por favor
-La querés con huevo frito?, queda mejor.
Gracias, www.mirebuenosaires.com.ar!!!