Ahora, mientras mi familia duerme; siento, leo y escucho en mí el solsticio de invierno para escribirlo como ya hice con el solsticio de verano, en su momento. Hoy que es el día más corto del año y por contra, la noche más larga en el hemisferio norte y el día más largo del año en el hemisferio sur con la llegada del verano, allí los días comienzan a acortarse hacia el otoño y aquí tendremos más horas de sol para llegar a la primavera con luz, si antes vivimos la oscuridad del invierno.
Además de la fuerza del cambio de estación, de escuchar desde la ventana los llantos de la lluvia y quedarme dentro de casa con un bebé en brazos resguardándonos del frío, lejos de las bajas temperaturas, los mocos y los resfriados, se ha traducido en tiempo de quietud, de soledad, de silencio y de palabras guardadas dando pecho y de pensamientos poderosos a altas horas de la madrugada que en algún momento llamé insomnio y ahora prefiero llamar descenso, oasis de calma para escuchar los susurros de mi voz interior. Así estaba el otro día dando pecho a Sofia, balanceándonos, y pensé en lo afortunada que soy con todo lo que tengo y en cómo ha cambiado nuestra vida con su llegada y como me gusta que sea así, que por mucho que te lo digan, no sabes cuánto cambia la vida siendo tres en casa, ni hasta dónde, hasta que no lo vives en primera persona del plural. Ahora también somos "mapa": mamá y papá, en lenguaje bebé. Así que la pasada noche me reveló una manera de hacer, pensar y actuar diferente, salir del victimismo para empoderarme de nuevo desde la raiz... ya que hacía unos meses que sentía el paso del tiempo a ralentí, estancado en mí. Tenía un sinfín de ideas sin materializar y nebulosa que no me permitía vislumbrar, así que de repente tuve fuerza para seguir avanzando, para corregir errores y avanzar de nuevo, juntos. "És quan dormi que hi veig clar", dice el poeta; és quan dono pit que hi veig clar", podría decir la madre.
Por indicación de Mujercíclica en este texto que escribe sobre "la magia de los solsticios", he respondido en mi cuaderno a estas simples preguntas que pueden ser tan profundas como una quiera escuchar.
¿Cuáles han sido mis logros y sorpresas este otoño?
¿Qué quiero dejar ir antes de pasar al invierno?
¿Qué sabiduría quiero anchar en mí?
¿A qué me abro en esta nueva estación?
Los solsticios son poderosos, y venimos de una luna llena reveladora, espejo del alma para la conciencia colectiva, y hoy el sol se pare y coincide con luna menguante, la luna chamana que trae transformación. Tiempo de soltar y dejar atrás. Además del tránsito de estación, llegamos a las fiestas de navidad con todo el movimiento que ello implica, para nosotros va a ser el primer año siendo tres en casa, una feliz novedad. Además Mercurio está en retrogrado, hora de volver al centro, a casa, y tener tiempo y paciencia para recuperar fuerzas, repensar nuestras metas y plantearnos hacia dónde vamos, sin hacerlo a la ligera. He aprendido que no es bueno hablar tarde y rápido sin que te entiendan, por eso tengo que pisar fuerte y hacerlo solamente cuando esté segura de lo que quiero decir. "Pensar antes de hablar" es la premisa que he aprendido de Joan. Gracias, de nuevo compañero de vida, maestro.
Somos los que recibimos mensajes y los comunicamos. Somos los que tenemos la visión y la manifestamos. Somos los que creemos y los que creamos. Somos nuestra familia y su experiencia,de momento de 11 meses de vida.