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Sombras simiescas

Publicado el 09 octubre 2011 por Bloggermam

Sombras simiescas
La historia es una sucesión de fechas de muertes. Muerte de personas, de imperios, de civilizaciones. A cada muerte le sucede un nuevo intento frustrado de antemano de felicidad y prosperidad.
Conocer la historia dice ser una garantía para eludir su sistemática repetición. Sin embargo una vez tras otra sucumbimos a los mismos anhelos, a las mismas falsas promesas y la misma mezquindad inherente al autoproclamado ser humano.
La naturaleza humana ofrece diferentes sombras dependiendo de la altura a que trepemos en la pirámide de Maslow para enfocar al simio sapiens.
Si nos encontramos en el nivel más alto (autorrealización) podemos proyectar una sombra que podría llevar a pensar que somos grandes personas, prohombres merecedores de las más altas dignidades; candidatos eternos a ser venerados e imitados por el vulgo.
Cuando ya nos falta algún nivel por saciar, la sombra de nuestra mezquina naturaleza deja de ser un objeto de veneración. Ésta se recorta abruptamente en defectos fácilmente señalables y siempre reprobables por los que se tilda al simio de zafio patán ajeno a los delicados placeres de la excelencia humana. 
Finalmente, en el caso de que apenas se puedan saciar las más elementales necesidades primarias la esencia humana se proyecta en forma de grotesca silueta, vilipendiada desde las posiciones más altas del escalafón de Maslow.
¿Alguna de esas sombras es mejor o peor que las otras? En realidad son diferentes proyecciones del mismo auto felado ser humano. La misma naturaleza mezquina que ha sido capaz de asesinar al prójimo por el bien del prójimo; para, subido al cadáver de uno alimentándose del que todavía está moribundo, poder viajar de la fría caverna de piedra a la infecta caverna de billetes.
A pesar de ello tengo la absurda esperanza de que la raza humana será capaz de dejar un descendiente evolutivo mejor antes de extinguirse por el bien de esta frágil roca que viaja entre el atrayente infierno interior de la Vía Láctea y el gélido infierno infinito exterior a la galaxia.
Un observador exterior se quedaría muy asombrado si el homo stultus lograra extinguirse de forma útil.
Siempre es la misma historia.
Más arte como el de la foto que ilustra la entrada aquí

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