Somos lo que compartimos.

La actual era de la información y la comunicación ha modificado vertiginosamente las relaciones sociales, económicas y culturales, agilizando su transformación. No obstante es muy paradójico, a la vez que gratificante, observar cómo las personas cada vez adquieren mayor relevancia en un contexto tan dinámico y técnico.
Las mejoras aportadas por las nuevas tecnologías al impulso y maduración de proyectos, especialmente empresariales, se traducen en una serie de ventajas evidentes, como la eliminación de barreras de diversa índole o la instantaneidad comunicativa. Pero,  sobre todo, la principal virtud de este presente efímero reside en la recuperación y preservación del papel esencial de las personas como verdaderos artífices de dicha situación vanguardista y auténtico valor permanente. Y es que el mérito de cada iniciativa, junto a su esperada eficacia, es ya en sí la propia actitud de las personas por y para llevar a cabo un plan con un fin común. Ahí empieza todo, posibilitando de esta forma escenarios de innovación estructurados por equipos colaborativos, fruto de la coordinación y el entendimiento humano.
Precisamente, la escalonada interacción social y profesional a través de una amplia gama de medios, la cuidada responsabilidad socialde las empresas o su creciente oferta comercial diseñada para cautivar los sentidos de los consumidores son sólo una breve demostración de la importancia que la nueva dimensión humana está adquiriendo en el entorno que envuelve a las sociedades más prósperas. Una tendencia que, incluso en momentos rigurosos, está instaurando poco a poco valores relegados y fomentando la participación y la movilización organizativa, posibilitando así una fluidez constante de prácticas ideas.
Asistimos, en definitiva, a un cultura emergente (aún en proceso) adaptada a nuevos requerimientos, tanto dentro como fuera de las empresas, que está estimulando y modernizando la sociedad con una energía que nunca podrá ser parada ni reemplazada: la pasión creativa y el pensamiento del ser humano. Porque sin esa propulsión la comunicación en sí no tendría sentido. Por ello, bienvenid@s a casa.
Periódico ESCAPARATE. Suplemento de economía (Agosto-Septiembre 2012)
[Versión ESCAPARATEDIGITAL.COM]