Nuestros pensamientos...a pesar de ser invisibles, existen y tienen una energía y una fuerza tal, que se proyectan en el universo.
Según una teoría de K. Pribram (neurofisiólogo de la Universidad de Stanford y uno de los mayores arquitectos de la ingeniería del cerebro) este órgano es una especie de lente que transforma el torrente de frecuencias que recibimos a través de los sentidos en el familiar ámbito de nuestras percepciones internas...
Esa energía proyectada hace que determinados hechos u otras energías se unan a ella...es un fenómeno metafísico, pero real, objetivo...algo así como (para los creyentes), que Dios escucha nuestras plegarias...
El Universo nos complace, se conecta con lo que pensamos y se produce una atracción magnética: "responde a nuestra llamada".
Desde niños nos dijeron que buscar nuestra felicidad era ser egoístas, que sacrificarse por los demás era un deber altamente valorado,... es así como nos convertimos en adictos a la infelicidad, al sufrimiento, a la renuncia y la insatisfacción. Los principales enemigos en esta guerra somos nosotros mismos...
Hay que hacer un proceso de meditación muy profundo e intenso, para descubrir las raíces de nuestro condicionamiento a la infelicidad...si no logramos ser amables con nosotros mismos, estaremos alimentando al enemigo que llevamos dentro.
FUENTE: Doctora Marisela Rodríguez Rebustillo
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