Revista Literatura

“Son necesarios cimientos muy sólidos”

Publicado el 12 enero 2013 por Gasolinero

Hace tres años Haití sufrió la mayor tragedia de los últimos tiempos. Si alguna vez ha sido cierto el terrible adagio de “a perro flaco, todo son pulgas”  fue entonces. El terremoto colapsó a uno de los países más pobres de la Tierra, dejándolo reducido a meros escombros. Murieron más de doscientas mil personas: hombres mujeres y niños. Casi dos millones perdieron sus casas.

Nos llegaban imágenes desoladoras, dantescas. Era como si dios hubiese dejado de su mano a aquellas gentes, como si hubiesen regresado a la edad media.reconstruccion-haiti

Pero, afortunadamente, la solidaridad respondió con rapidez a aquella tragedia. Desde el primer momento empezaron las iniciativas humanitarias. Enseguida nos concienciamos con aquellas pobres gentes. Todo el mundo se puso manos a la obra. La pena del cataclismo nos trajo la alegría de comprobar lo que los hombres somos capaces de hacer por ayudar a los demás. Nuestros deseos de ayudar fueron inmediatamente canalizados.

Recuerdo una noche en Madrid, en un bar de barrio repleto de amigos. En un modesto comedor con azulejos blancos, sonrisas, fotos, conversaciones y abrazos se creó “Somos Haití”. Inmacula Eiroa y Tavi Calvete, vehementemente (Inma en este caso) nos contagiaron su proyecto.

Nuestra ayuda, la de todos, ha beneficiado hasta hoy a casi la mitad de los haitianos. Se han salvado vidas, se ha dado techo, de comer, de beber, medicinas. Se han construido carreteras, hospitales, escuelas. Como curiosidad, el Gobierno de Haití es completamente 2.0 y el país es un caso de éxito en el social media.

Pero no podemos olvidarnos del país caribeño;  aunque, desgraciadamente, la maldita crisis nos atenace. Tal vez no sirva de consuelo, pero en los días pasados entrevistando a Antonio López, delegado de Cáritas de Tomelloso, me vino a decir que para un haitiano o un subsahariano nuestra crisis no sería tal.

Tres años después todavía viven cerca de cuatrocientos mil haitianos de forma precaria. Desde el 2011 se está construyendo en Morne en Cabris, a unos veinte kilómetros al noreste de Puerto Príncipe, la “Aldea del Renacimiento”. Se está erigiendo gracias a la ayuda de Colombia y la República Dominicana.

Allí trabaja Jean Raymond Taylor, es el capataz a las órdenes de los ingenieros colombianos y dominicanos. Es un hombre bueno y sencillo, su opinión es escuchada y respetada por los trabajadores a su cargo. Tiene la misma clave para levantar las casas y el país:

—Son necesarios cimientos sólidos, muy sólidos, porque el suelo es muy frágil.

http://www.youtube.com/watch?v=9EHAo6rEuas


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