Sentado sobre los restos del navio
en este último naufragio prececible
comprendo todas las reglas invisibles
que provocaron que te hayas ido
Adivino que en el marrón de tu mirada
se esconde la maldición del profeta
que nunca ha de llegar,estando cerca
al hogar que con tanto afán buscara
Supongo que la brisa que te trajo
es el suspiro de una suerte que acaba
como el otoño cercena el verano
Conozco que te irás cualquier mañana
pero aqui en tanto, desde el silencio
soñaré que esperas aun mi llegada