Pensaba que todo era ya inútil,
Que la felicidad sería inalcanzable,
Que ningún amor podría ser útil,
Y volver a enamorarme, impensable.
Todo eso en mi mente estaba,
Creía que jamás volvería a amar,
Pero tu mi vida, pusistes el alba,
A mi eterna noche que nunca terminaba.
Creaste serenidad y una nueva calma,
Logrando que mi corazón volviera a creer,
Enseñándome a amar con el alma,
Y mi vida como flor, volvió a renacer.
Todo lo lograste por tu forma de ser,
Y es lo que hay en tu gran corazón,
Lo que Di, te hace una gran mujer,
Amándote más allá de toda razón.
Estoy orgulloso de poder decir,
Que tengo a toda una mujer,
Aquella que por vez primera,
Aprendí locamente a querer.