Desde una Lavandería: Soy prietito.
Esta mañana me conmovió la noticia del pobre Noé Hernández, quien siendo indocumentado, fue deportado por las autoridades norteamericanas.
Decía la nota, que será reproducida hasta el cansancio en muchos noticieros: “Noé Hernández ya no puede abrazar a su esposa Aída, ni a su hija Jocelyn, después de 23 años en los Estados Unidos, fue deportado a México. De nada valió a Noé Hernández ser una persona honesta”.
Pinches gringos. Nomás lo ven a uno medio prieto y lo detienen. Aunque sea ciudadano de allá. Algo así dicen que dice la ley en Arizona. Y todo México está indignado por ese racismo norteamericano.