Cuando Chalkley Callum, de ocho años, que vive en Clifton Herts ,Hertfordshire (Reino Unido), fue a ver a su mascota, un hámster siberiano, llamado Pipsqueak, se encontró que la jaula estaba abierta y ni rastro de su animalito.
Los padres del chiquillo, sabían, lo que realmente, le había pasado, y es que el padre por descuido dejó la puerta abierta y se les coló en casa, un lindo gatito, que abrió la puerta de la jaula y salió corriendo, con el hámster en la boca, con la sana y nutritiva idea, de merendárselo.
Pero Pipsqueak, no estaba dispuesto a ser la merienda de un minino, así que con una habilidad increíble, consiguió escapar de las fauces, de su secuestrador y emprendió una veloz huida, a través de la calle, sorteando el tráfico y pasando delante de seis gatos y un perro, como exhalación, huyendo de una muerte segura, durante más de cien metros.
Cuando ya se había perdido la esperanza de recuperarlo, un vecino llamó a la puerta, con un cubo en la mano y cual no sería la sorpresa del niño, al abrir el cubo y encontrarse con sus querido ratón, que estaba vivito y coleando y en un perfecto estado de salud.
Pero lo más curioso de todo, es que el animalito, fue a esconderse, sin sospecharlo, en casa de un exterminador de plagas, que lo descubrió porque hizo ruido y como sabía que lo estaban buscando, en vez de hacer honor a su profesión, se lo devolvió a su dueño, que le regaló la sonrisa más feliz y bonita del mundo.
Solo siendo un Súper-Hámster, pudo sobrevivir, porque ocasiones para morir, tuvo unas cuantas.