Golpean las olas contra mi garganta
Y producen nudos de sal que me queman.
Ahogo mis recuerdos contra la almohada
y vibra el dolor en mi cama.
Si supiera que esto acabará pronto,
que pronto este dolor se derramará,
inundará el recuerdo y se irá volando,
con alas negras, blancas, azules,
descansaría...
¿Qué más da lo que suceda luego?
¡Solo quiero que se vaya!
Hay días en que me pregunto por qué
y no hallo respuesta a lo que hice.
Me cansan este hastío profundo,
este círculo negro,
esta habitación vacía.
Me digo si tantos errores y tantas cruces
me llevarán a algún lugar
o estar varado en esta orilla amarga,
será mi penitencia eterna.
Yo que tantas veces oí hablar de eternidad,
ahora solo divago sobre su sentido o sinsentido.
No quiero eternidades, reniego de ellas,
si estas son tan dolorosas y punzantes.
Dame corazón un descanso,
una hora solo, eso te pido.
Un titán aguantaría este duelo
mas yo no soy criatura mitológica sino hombre.
Si algún vestigio hubiera de perdón,
me lanzaría a los pies de quien tuviera
el poder de liberarme.
¿Soy yo?
Si es así, una señal quiero
o tal vez, un ápice de fuerza para sobrellevar
esta tristeza.
Bandadas de pájaros vuelan negros
en baile de difuntos
y el gris de mis ojos desearía
cambiar por azul cielo.
¿Soy yo?, repito...
Si es así, yo, acude en mi auxilio.
Antes de que esa eternidad que tanto temo
me lleve a la orilla de la que no se regresa...
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