Bajo la indiferencia de un cielo gris, pudo ver la ciudad en ruinas devorada por multitud de incendios. En las frías aguas del Volga, flotaban los cuerpos hinchados de los muertos, algunos de ellos estaban desmembrados. Entonces, el poeta miró a Virgilio y dijo: "Tendré que reescribir todo mi Infierno".