Cuando quitas a Sócrates de la ecuación un simple pesebre se convierte en tu palacio. En esta época en la que el “imperio” del mal vuelve hacer de las suyas, conviene recordar cuales son las sus nuevas armas.
Olvídate por un momento de espadas laser o rayos lanzados por un droide parlante. Las armas del imperio son más poderosas que la estrella de la muerte. Son la ignorancia y la comodidad.
Como decía al comienzo de este texto, eliminemos al aburrido, obsoleto y cansino de Sócrates que decía aquello de “La filosofía es la ciencia de los hombres libres”. Eliminando la filosofía de las escuelas, el racionicio y el pensar por uno mismo, convertimos al hombre libre, en un simple droide parlante. Que, en vez de disparar un arma, dispara un voto en una urna, con la sabida sonrisa del que le ha quitado de su vida, los pesados tomos de Pericles o Ptolomeo.
Quién dice un Ptolomeo puede decir también un Calderón de la barca, un Ramón o Cajal o un Espronceda. Elija mejor el Chewbacca de turno con un dialogo simple, sin verbos o conjunciones y dele rienda suelta al gruñido, que eso lo entienden en todo el planeta.
Mandalorian
En la nueva serie de Disney Mandalorian, se presenta un modelo de implantación de las nuevas normas y comportamientos. No voy a criticar el guión, los efectos especiales o a los actores, voy a señalar el entorno que envuelve este tipo de producciones. Al margen que sea una serie entretenida, para pasar el rato, hay que observar que el nuevo Sócrates reeduca con todo lo que se produce en cine o en series.
¿Y qué es lo que esconde subliminalmente Mandalorian?
Naves destartaladas, personajes con ropajes gastados, mercadillos al aire libre donde se venden toda suerte de animales para consumir, comida callejera lo normal del tercer mundo, o del primero para las clases menos favorecidas. Se ven ofertas de trabajo que vale más el combustible que el beneficio obtenido. Un personaje que ofrece el trabajo, otros que esperan a que les llueva del cielo un trabajo. Restos de un “imperio” lo último de una jerarquía estructurada de mando oculta por ser enemigos ¿de la pobreza, o de tener al menos una meta aunque sea malvada? ¿Metas comunes proscritas en pro del individuo y el yo valgismo?. Máquinas que si fracasan se destruyen, alegoría de no lo intentes hasta triunfar, si no ríndete al primer contratiempo. Dispara a tu compañero si sus intereses no coinciden con los tuyos. Siéntete protagonista siempre, los demás son actores secundarios.
Teseo no tiene whasapp
En la antigua educación, nadie se identificaba con Teseo. Sabía de la historia de este héroe, de cómo venció a la bestia en el laberinto y nos quedamos con lo generaba nuestra mente gracias a nuestros conocimientos. Teseo tenía valores, no sabía rendirse y era resolutivo a la hora de enfrentarse a problemas mayores que él. Nuestro saber, nuestra formación formaba ese personaje en nuestra mente al leerlo y le proveía automáticamente de todo lo bueno y admirable por nosotros.
En el cine o en las series los personajes ya vienen en lata. Al igual que los escenarios y todo el entorno. Poco podemos imaginar, poco podemos llevar de la maestría de la pluma de Cervantes a seres galácticos que bastante tienen ya con salir unos minutos en escena.
Del lidiar con gigantes molinos y perder mil batallas en la Mancha y con los huesos molidos ponerse de pie una vez más. A cazar fugitivos para ganar dinero para poder cazar más fugitivos. De caballeros desfaciendo entuertos para la sociedad, a cazarrecompensas para uno mismo.
Como decía Julio Verne cuando vean algo, sepan leer entre líneas.
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