Escribo para contarle ese reflejo a los otros.
Es la única manera para reventar el vacío.
No hay que explicar nada, ni buscar significados absurdos. Sólo me interesa el efecto espejo.
Una lucha inocente. Absurda, puede. Se manejan demasiados datos, y las biografías ajenas son una trampa mortal.
No se trata de explicar el mundo, ni explicar al ser humano, ni mucho menos, a uno mismo. Qué gilipollez es esa, escribe un puto diario para eso. Hablo de sólo poner las entrañas sobre la mesa. Tan sencillo.
Un ideal pluscuamperfecto. Shambala. La Atlántida. Una quimera. Y este relato insignifcante, que no tiene nada que ver con otras lecturas en curso, no va a darme la respuesta. Ja ja ja.
¿NO?
Por qué me encuentras estas cosas, Google.
Hace nueve horas que debería estar durmiendo.
Hace.
Uhm.
La suerte está echada.