Quizás por ser muy vieja, o muy tonta, le dieron la entrada de golpe. No fue tan grave, solo lo necesario para hacerse con el paquete. Es un sistema estudiado y muy utilizado: si una persona mayor, o medio indefensa, cambia una gran cantidad de dinero en CADECA, el cajero le pasa un SMS a su contacto en el exterior para que proceda con el arrebato del dinero.
¿Y a quién podemos juzgar por esta acción? ¿A la anciana por tonta? ¿A quien la atendió por ser una mala persona? ¿A los asaltantes por ser unos hijos de puta desalmados? Solo Dios sabe, pero no le importa porque son demasiados los problemas en este archipiélago; una señora mayor asaltada cada cierta cantidad de tiempo es irrelevante, a fin de cuentas, los ladrones se gastaran el dinero en TRD o CIMEX y de igual manera ingresará a las arcas del país.
Pero la denuncia pasa desapercibida, no hay manera de rastrear a nadie, imposible sospechar de la cajera y nadie la relaciona con los asaltantes, la policía se encarga de confiscarle el saco de malanga o el timbiriche con pasteles a quienes están en la lucha, y en la madrugada cobran una suerte de peaje a los almendrones, unos míseros cincuenta pesos.
La crisis está cambiando la rutina; el asombro de un día normal en Cuba casi siempre provoca un arqueamiento en las cejas. Aun así, nos quedan los dos dedos de frente que necesitamos para comprender que nuestro subdesarrollo no es diferente al del resto del mundo.