Mis sueños y mis recuerdos, hermanos irreconciliables, pugnan entre sí por predominar.
Porque los sueños se prolongan y pueden vivir por sí mismos más allá de su recuerdo.
Eso que comúnmente se llama vida, es una incómoda, incluso irritante, acumulación de casualidades, una combinación de sueños y azares; hilos de rumbo, de palabras, recuerdos y ceniza con que el azar tamiza esa nuestra materia de la que están hechos los sueños.
Viene de:
Sueño y azar (I)
Sueño y azar (II) La brújula del azar
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