Sueño que camino descalza
por un sendero.
Sin mis zapatos,
lo hago sin sentir la opresión
que durante tanto tiempo
me dejó vacía y helada
aun en primavera.
Imagino que el sendero está
bañado por el sol.
A su alrededor,
hierba fresca y muy verde,
con el brillo de la primavera,
y cientos de flores
bordando de color el sendero.
En otras ocasiones
sueño con una playa solitaria,
al amanecer.
El sol naciente envuelve de luz
mi cabello rojo.
Voy de la mano
de quien comparte
mi manta en invierno.
Sonreímos.
Acaricio su rostro y se ilumina.
Conversamos cogidos de la mano.
Las olas que mueren en la orilla,
mojan nuestros pies.
Siento cosquillas.
Nos hemos amado
después de haber caminado
por senderos que jamás habíamos visitado,
olido flores de mil colores,
compartido amanecer
e ilusiones,
y de habernos mojado los pies
con espuma de mar.
Soy feliz,
floto en una nube de sueños
pero a la vez me siento yo.
Quiero que no se acabe
este sueño,
esta noche,
esta ilusión.
Y si lo hace,
le pido que regrese.
Mañana quiero soñar
con versos y besos,
senderos de flores,
amaneceres,
y olas de espuma compartidas.