Hacíamucho que no hablaba de sueños. El concepto de los sueños me pareceapasionante. No me refiero a los sueños en su acepción, digamos,poética, de anhelos y deseos, sino al sueño como aquello que pasapor nuestra mente mientras dormimos. No soy de los que creen en lainterpretación de los sueños de un modo esotérico, ni tengo unaobsesión Freudiana por ello. Y sin embargo, ¿no es interesanteentender por qué tu mente te lleva a esos sitios, esas personas,esos parajes y esas situaciones, cuando la liberamos del férreocontrol que ejercemos sobre ella?
Puesresulta que el sábado me desperté con varias canciones de Tom Waitsen la cabeza. No recordaba el sueño, ni tampoco lo hago ahora, porlo menos no de un modo concreto como para poderlo describir. Sé quesalía mi perra. Como dato, no es gran cosa, de acuerdo. En fin, quede repente tenía unas ganas tremendas de pinchar el disco “BlueValentine” (1978) de Tom Waits. Y lo más curioso del todo es que:a mí no me gusta Tom Waits.
La portada y el título molan, no me lo negaréis
Ok,después de soltar la boutade, permitidme el matiz. No es queno me guste como no me gusta, yo qué sé, Dream Theater o Malú. Dehecho, tengo ese mencionado “Blue Valentine” en casa. Y algunomás, ya os contaré. Supongo que de algún modo, estoy decepcionado.Quiero decir, imaginad a un pipiolo Kar, más de lo que lo soy ahora,si cabe, hace una década, o algo así, leyendo el Popular 1 como side las Sagradas Escrituras se tratara, y conociendo la existencia deun extraño músico y actor, medio crooner diabólico, medio actor devariedades decadente, todo contador de historias, trufadas todasellas de extrañas sonoridades. Qué, mola, verdad? Pues allí fue elufano Kar, y acabó con ese “Blue Valentine” en las manos, quepodía haber sido éste como cualquier otro que hubiera en la secciónde baratillo de la tienda de discos.Llegoa casa, lo pongo en el reproductor y … ufff... no, no me gustaba.No podía ser. Lo escuché varias veces. Pero no. Se suponía quetenía que ver la luz, y me quedé con una cara de “¿qué coño esésto?” que para qué os voy a contar. El lector fan de Waitsestará ahora a punto de saltar y decirme que hay una 2ª etapadiferenciada en la carrera de Tom Waits, que abarca desde mediados deos 80's, menos jazzy pianística (cómo si eso supusiera problemaalguno!) y más, digamos, raruna, pero interesante. Pues tampoco.Como buen reincidente, adquirí, unos años más tarde, y pasado micabreo con Waits, el “Rain Dogs” (1985)... pero tampoco. Hastaaquí llegó mi historia con Tom Waits.
Tom: Vente p'acá, cordera, que te vi a hacer la caidita de Roma
Rubia: Ok, Tom, lo que quieras, pero son 50$
Ahoraes casi medianoche y está sonando, una vez más, y ya van variasdesde el sábado. Estoy tratando de encontrar qué parte de mi sueñome llevó a “Blue Valentine”. Y no lo encuentro, pero estoydisfrutando bastante de este disco. Mirad, es como si me hubieracomprado un disco nuevo. Gratis. No, si ya os lo digo, que me estoyhaciendo viejo. Me cago en Dios.
Canciones:
TomWaits. “Blue Valentines”TomWaits: “$29.00”TomWaits: “Christmas Card From A Hooker In Minneapolis”