He tenido unas semanas maravillosas, y el fin de semana fue increíble... increíble de bueno, así que no me esperaba amanecer con el ánimo decaído... será que tuve un sueño chocante... El caso es que hoy amanecí de "mírame y no me toques", y para antes del mediodía, ya había hecho un drama.
Creo que cuando una se ha decidido a estar mejor que bien, que cuando se dan lo primeros pasos por caminos nuevos, la inercia de lo peor de una misma tramará un boicot. Al cabo de años de observarlo, la trama se vuelve evidente y es menos difícil deshacerla: "menos difícil" y hasta fácil, pero no menos pesado.
Por la tarde, B y yo la pasamos de lo mejor jugando con sus seis rebanadas de pastel y el plato amarillo en el que se acomodan. ¡Nos reímos mucho! Antes de eso, antes de que volviera a sentirme alegre, verla ya me había dado contentos múltiples. Pero antes aún que eso, antes de volver a sentir algo diferente al malestar, me sabía abrazada por la red protectora que ha sido la presencia de Dios en mi vida, y de algún modo, sintiéndome mal, todo estaba suficientemente bien. Pensé que eso es la felicidad.
Silvia Parque