Desde hace varios años se viene debatiendo la idea de la utilidad de los videojuegos como un generador de estímulos en la función cerebral. En días recientes, un estudio publicado en la prestigiosa revista científica Nature, a cargo de investigadores del Instituto Max Planck, puede ser la prueba más evidente sobre el potencial que tiene jugar videojuegos al momento de entrenar y acrecentar las capacidades de nuestro cerebro.
El estudio, que en español lleva un título parecido a: “Jugar a Super Mario induce la plasticidad estructural del cerebro: cambios en la materia gris como resultado del entrenamiento con un videojuego comercial”, ha determinado que grupos de personas que jugaron a Mario 64 diariamente por al menos treinta minutos durante un plazo de dos meses, desarrollaron una cantidad significativa de sustancia gris en tres áreas del cerebro que están relacionadas con la planificación estratégica, rendimiento motriz, memoria de corto plazo y navegación espacial.
Dicho en otras palabras: jugar a Super Mario 64 hizo que los cerebros de los sujetos de investigación crecieran. Esto en comparación con el grupo de control, que no experimentó dicho crecimiento al no ser parte de las sesiones de juego. De hecho, dicho grupo presentó un leve decrecimiento de su materia gris, atribuído al envejecimiento.
En palabras del líder de la investigación, Simone Kühn, “Este estudio permite establecer una relación de causalidad directa entre el uso de videojuegos y el aumento volumétrico del cerebro. Esto demuestra que regiones específicas del cerebro pueden ser entrenadas mediante videojuegos.”
El grupo de estudio realizó sus sesiones de juego con Super Mario 64 en la consola Nintendo DS, que tiene la particularidad de mostrar al legendario fontanero desde su ya tradicional vista en tercera persona en la pantalla principal, mientras que en la secundaria se ofrece una vista aérea del mapa del nivel. Esta dualidad puede explicar la naturaleza del crecimiento de la materia gris.
Los autores del estudio determinaron que el crecimiento de materia en el hipocampo derecho está asociado con el cambio del estilo de navegación, de egocéntrico a alocéntrico. Dicho concepto se refiere a la comprensión de objetos en el espacio mediante la relación con uno mismo (egocéntrico), y la comprensión de los objetos en el espacio mediante su manipulación mental en relación con los demás (alocéntrico). De aquí que resulte coherente imaginar que el hecho de que controlar un avatar mientras se lo observa desde diferentes perspectivas puede ayudar a desarrollar la capacidad de navegación en base a la posición de los objetos externos en el entorno.
Pero, ¿cuáles son las implicaciones de este estudio en términos prácticos? Si los videojuegos efectivamente tienen la capacidad de construir materia cerebral, esto tiene lógicas aplicaciones en el ámbito educativo, pero también en lo que se refiere a cuestiones médicas. Mediante investigaciones futuras, el estudio sugiere que se podría crear juegos para tratar desórdenes de estrés postraumático, esquizofrenia o distintas enfermedades neurodegenerativas.
Si los resultados arrojados por este tipo de estudios tienen la acogida suficiente entre grupos científicos, no estaría muy lejano el día en que se diseñen videojuegos para tratar enfermedades como Alzheimer o Parkinson e incluso retardar el envejecimiento cerebral prematuro. Un logro científico que no hubiera sido posible de no mediar la actuación de Mario, esta vez en entornos tridimensionales. Me pregunto cuál será el siguiente descubrimiento científico que tenga a un juego de Nintendo como protagonista.
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