Cuando estuvimos de nuevo en tierra, no pasó mucho tiempo antes de que los mecánicos encontraran la causa del problema. Uno de ellos había dejado la manguera de una aspiradora en la puerta, lo cual impedía que quedara herméticamente cerrada y se lograra presurizar la cabina como era debido. Un simple error de un mecánico descuidado había despojado al avión de su capacidad de elevación.
¿Cuál es la manguera que impide que te eleves? Ora para recibir iluminación. Libérate de las preocupaciones. Sigue las disciplinas enunciadas en la Biblia. Comunícate con el "Piloto" y también con los "trabajadores en tierra". Haz lo que sea para deshacerte de "las mangueras" que drenan tu energía o te obligan a retroceder. No te des por vencido. No tomes el autobús. Es mejor volar. Recuerda que te sostienen los brazos eternos de Dios.