Parece ser que estamos rodeados de potenciales enemigos, por el sur, por el este... Así que hay que rearmarse hasta los dientes. ¡Que vengan destructores para reforzar nuestra posición y la fidelidad al bloque! Y compremos cazabombarderos a los americanos antes de que les caduquen. Aviones para apagar incendios no, ni hablar. Y es que la percepción del riesgo es muy flexible, es decir, manipulable. Por lo visto los ecologistas y los pacifistas son unos irresponsables, con las cabezas llenas de pájaros... Como los del sur y los del este nos vean flaquear, nos invaden y destruyen nuestra gloriosa civilización. Hay que ser más que los otros, más que nadie, para que no se atrevan a hincar el diente a nuestros manjares. No están invitados al gran banquete de la civilización. Reducir armamentos, reducir emisiones contaminantes... Con esas ideas peregrinas no mantenemos la superioridad disuasoria. Pero a lo mejor la gente quiere menos listas de espera para curarse, o menos alumnos por aula, o empleos decentes... El riesgo de la pobreza, el riesgo de ver los pueblos abandonados, el riesgo de los incendios, el riesgo de los trabajos basura, el riesgo de no poder pagar la luz o el gasoil y tener que cerrar tu negocio... Todo eso puede esperar, no hay prisa. Son exageraciones de los radicales. Lo primero es la superioridad disuasoria. Los ciudadanos sensatos no se alteran por esas paranoias de comunistas. Los ciudadanos sensatos quieren más destructores, más vallas, más F-35. La gente no para de pedir F-35, en la calle, en la plaza de abastos, en el hospital, en el colegio... Y algo parecido debe ocurrir en el sur y en el este. Allí lo prioritario también es sacar pecho, armarse como es debido. La gente del sur y del este también quiere más aparatos para matar. Qué fácil es meter el miedo en el cuerpo para que los mecanismos de la autodestrucción sigan bien engrasados...