Supervivientes - Aftersun

Publicado el 21 enero 2010 por Onomatopeyistas

Habían perdido varios kilos y se tostaban al sol. Con la piel quemada, el uno era moreno y el otro casi rojo. Sudando como obesos, transpiraban sin control. Las cejas se les llenaban de sudor y los pelos del sobaco, mojados, parecían derretirse como los carámbanos. Lejos de cualquier fantasía utópica, aquello no tenía ninguna gracia.
— Este sol me está matando.
— Aclárate. Antes te quejabas de tirarte semanas en alta mar y ahora que por fin puedes descansar te quejas del sol.
— ¿Descansar? Yo echo de menos mi casa…
— No exageres.
— ¿Que no exagere?
— No estamos tan mal.
— No tenemos crema de protección solar, ni tenemos nada.
— Tenemos sitio en la playa. Y sin madrugar.
— Eso es cierto.
— Además, si no te gusta el sol puedes irte a la sombra.
— No es tan fácil.
— Sí que lo es.
— Tengo que venir a la playa, tengo que pescar, tengo que delinear un SOS en la arena…
— Ya estás otra vez exagerando.
— Sólo digo que me gustaría tener por lo menos… no sé, unas gafas de sol.
— ¿Unas gafas de sol? Menuda falta de respeto... La única persona con la que puedo hablar en toda la isla y ni siquiera podría saber si le estoy mirando a los ojos.
— No te pongas así.
— Me pongo como quiero. Si algún día encontramos unas gafas de sol, ni se te ocurra llevarlas dentro del refugio.
— ¿Por qué?
— Porque es de mala educación. No puedes llevar gafas de sol bajo techo a no ser que seas una estrella del rock, alcohólico… o ciego.
— Entonces creo que me voy a morir.
— ¿Cuándo?
— No lo sé, algún día.
— ¿Pronto?
— He dicho que no lo sé.
— ¿Y por qué te vas a morir?
— Cáncer de piel.
— Podría ser peor.
— ¿Peor que la muerte?
— Sí, peor que la muerte.
— No puede haber nada peor que la muerte.
— El granizo.
— ¿El granizo?
— El granizo destruiría el campamento y gran parte del alimento. Los dos moriríamos. De la otra forma nos ahorraríamos un 50% de sufrimiento. O menos, si tu cuerpo no se descompusiese demasiado rápido.
— Tengo miedo a la muerte.
— Nadie teme a la muerte. Tenemos miedo a no estar ahí cuando los demás hablen mal de nosotros.
— Nadie hablará de nosotros cuando hayamos muerto.
— ¿Qué? Anda, cállate y dime si ves algo.
— No, nada.
Imagen: Nostuni