Publicado el 27 octubre 2015 por 50palabras
@50palabras_
Se abrió la puerta. Convulsionaron sus sentidos. Él se levantó de su mecedora con un libro en su mano y un cuarto de arándanos en la otra, ella lo observó pero no avanzó hacia él. Volvió a sentarse a leer el libro, ella tampoco es la dueña de sus arándanos.