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Suspicious Minds

Publicado el 12 enero 2010 por Alberto C. Molina

El 8 de enero de 2010 El Rey habría cumplido 75 años. Con la cursiva me refiero al nuestro, al único, nada de Borbones campechanos, nada de futbolistas brasileños, nada de hamburguesas económicas, etc., y con el condicional perfecto  recalco una vez más que Elvis Presley nos abandonó pronto, demasiado pronto. Su corazón se detuvo a una de esas edades en las que no se sabe cómo definir a alguien, viejo o nuevo, y cuando aún no se había procurado un digno sucesor para el trono del Rock ‘n’ Roll, le pese a quien le pese… que sería Lisa Marie,  fruto de su relación con  Priscilla Presley. Pero seamos sinceros, lo más cerca que esa hija ha estado de ser Rey, Reina en su caso, fue cuando le dedicó el “sí quiero” a quien cortaba el bacalao en el pop, es decir, Michael Jackson, y ni con esas, pues el título de consorte duró lo que duró.

Suspicious MindsEn fin, Elvis falleció a los 42 años, o en otras palabras, más de 30 llevamos  sin él, exactamente 33 serán los que se cumplan el próximo 16 de agosto. Por ello me he tomado la libertad de dedicarle unas líneas, unos minutos, no a su biografía, ya que eso mismo se hizo en su momento (recordemos, Elvis Presley), sino a uno de sus temas. Suspicious Minds —algo así como “Mentes Sospechosas” en castellano— fue su  último número uno en EE. UU., el último gran single.  Y eso que la primera vez que fue lanzado no cosechó tal éxito comercial, de hecho no cosechó ninguno. Quizás encontremos la explicación en que fuera interpretado por  Mark James, su legítimo autor allá por 1968. Poco después llegó Elvis y se valió de él para relanzar su carrera. Publicado en 1969, Suspicious Minds encierra una historia sentimental llena de desconfianza. ¿Podría ser la de Lisa Marie y Michael?, ¿o la de Priscilla y el propio Elvis pese a la tierna estampa de ahí arriba? Tal vez, por qué no. Pero lo que no admite cavilaciones es la grandeza de la canción, el aura mágica que desprende más allá de datos comerciales, por muy complicado que algo así pueda resultar tratándose de alquien que año tras año genera cerca de 40 millones de euros.

Afirmó recientemente Priscilla que, de estar vivo, El Rey continuaría cantando porque formaba parte de su ser, y ante semejante canción estamos convencidos de que así sería. Al menos un servidor lo está.


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