La pantalla estaba negra. Traté de apagar la computadora, pero según la luz junto al signo de encendido, no se apagaba. La desconecté, pero ni así, y eso que le falla la batería.
Me llevé un gran susto. Dependo de la lap para trabajar, pero también para estar en contacto con el mundo.
Dios es maravilloso, y dejó que volviera en sí. Un amigo que es ingeniero en sistemas, me dijo que le quitara la batería, esperara cinco minutos, volviera a encenderla, y bastó con eso.
Pensé que la pobrecita está acostumbrada a la mala vida; después de mucho tiempo, hoy por la mañana le había limpiado el teclado, y zaz, que se pone malita.
Silvia Parque