En cuanto marchó pude respirar. Cerré la persiana y me propuse crear el mejor pastel del mundo. Lo llamaría nínfula.
Revista Talentos
La observé a hurtadillas, como quien mira de reojo el escaparate de la pastelería mientras la mente le advierte del peligro inminente. Esa falda escocesa, esas trenzas, esa sonrisa inocente...
En cuanto marchó pude respirar. Cerré la persiana y me propuse crear el mejor pastel del mundo. Lo llamaría nínfula.
En cuanto marchó pude respirar. Cerré la persiana y me propuse crear el mejor pastel del mundo. Lo llamaría nínfula.