Aquellos tacones se le antojaban cercanos por lo atada a ellos que siempre habia estado. Su pequeña estatura le habia causado los más variados complejos a lo largo de su vida. Es verdad que los que la querian bien le habian enseñado a tener confianza en ella misma tal y como era, pero los canones de belleza por los que se movia la sociedad en la que le habia tocado vivir eran otros. Se juzgaban las apariencias de lo que se veia a primera vista, y de una manera frivola se catalogaba sin ningun pudor a los seres humanos.
Su vida no habia resultado facil, pero esas circunstancias le habia hecho más fuerte si cabe. Solia recordar su infancia como se recuerda la época feliz en que todo sonrie a nuestro alrededor, pretendia asi refugiarse en aquellos años en los que la risa le acompañaba en cada amanecer. Despues llegaria el llanto que mas de una vez le impidio ver la luz del sol.
Con el paso de los años aprendio a ver el mundo desde sus inmensos tacones cercanos, siempre muy cercanos...como si desde su atalaya postiza pudiera tener una vision más amplia del horizonte de su vida y sus propios afanes y recuperar fuerzas para seguir viviendo. Era como ver los acontecimientos diarios desde la perspectiva de otra dimension, la que da la altura.
Aprendio a vivir con su complejo de mujer bajita, pero poco a poco fue creciendo en altura de miras, de intereses, y hasta se reia con todas sus fuerzas de los más altos que ella pero que se habian quedado empequeñecidos por su vanidad calculadora y marchita.
Eso si, sus tacones les siente cada dia más cercanos...