Tomo prestado este texto del libro “La culpa es de la vaca” compilado por Jaime Lopera Gutiérrez y Marta Inés Bernal Trujillo (Intermedio Editores, 2002. ISBN: 958-8227-05-4)
Este texto es contribución de Ida Bianchi y Vicente López (Rotolatinos, Argentina)
Tanto para aprender
- Aprendí que la mayoría de las cosas por las que me preocupo nunca suceden.
- Aprendí que cada logro alguna vez fue considerado imposible.
- Aprendí que nada de valor se obtiene sin esfuerzo.
- Aprendí que la expectativa es con frecuencia mejor que el suceso en sí.
- Aprendí que aun cuando tengo molestias, no necesito ser una molestia.
- Aprendí que nunca hay que dormirse sin resolver una discusión pendiente.
- Aprendí que no debemos mirar atrás, excepto para aprender.
- Aprendí que cuando alguien aclara que se trata de principios y no de dinero, por lo general se trata de dinero.
- Aprendí que hay que luchar por las cosas en las que creemos.
- Aprendí que las personas son tan felices como deciden serlo.
- Aprendí que la mejor y más rápida manera de apreciar a otras personas es tratar de hacer su trabajo.
- Aprendí que los días pueden ser largos, pero la vida es corta.
- Aprendí que si tu vida está libre de fracasos, es porque no has arriesgado lo suficiente.
- Aprendí que es bueno estar satisfechos con lo que tenemos, pero nunca con lo que somos.
- Aprendí que podemos ganar un centavo en forma deshonesta, pero que más tarde este nos costará una fortuna.
- Aprendí que debo ganar el dinero antes de gastarlo.
- Aprendí que debemos apreciar a nuestros hijos por lo que son y no por lo que deseamos que sean.
- Aprendí que el odio es como el ácido: destruye el recipiente que lo contiene.
- Aprendí que planear una venganza sólo permite que las personas que nos hirieron lo hagan por más tiempo.
- Aprendí que las personas tienen tanta prisa por lograr una “buena vida” que con frecuencia la vida pasa a su lado y no la ven.
- Aprendí a no dejar de mirar hacia el futuro; que todavía hay muchos buenos libros para leer, puestas de sol que ver, amigos que visitar, gente a quien amar y viejos perros con quienes pasear.
- Aprendí que todavía tengo mucho que aprender.