Es tan duro ir a veros allí, que me duele en el alma vuestra ausencia.
Me gustaría tanto que estuvierais aquí, que me aconsejarais a todas mis dudas y me dierais ese abrazo que mitigue la soledad, que dejasteis el día que partisteis.
Los años pasan, con sus instantes buenos y malos pero vuestra ausencia se siente como el día que os vi partir y la tristeza se apoderó de mi.
Continuó el camino cada día, lucho por mis sueños y intento sobrevivir en este mundo aveces tan cruel.
Desde que no estáis han sucedido muchas cosas, algunas muy duras y no sabéis cuanto os necesite, cuanto os extrañe, incluso con las cosas buenas que también me pasaron.
Quizás desde donde estéis me hayáis tenido la mano de alguna forma mágica, ya que estoy segura que os volvisteis ángeles.