Tu cuerpo se llenó de río
el lamento de la canoa te besaba los labios
y la tarde se perdía entre ocres caricias
tibieza
tus ojos se abalanzaban en palabras,
me querías, esa tarde yo sé que me querías
esa tarde, la del río,
se parecía a otras tardes de otoño,
era como todas las tardes de otoño,
olía a tarde de otoño,
se vestía igual que una y cada una
de las tardes de otoño de todos mis otoños
esa tarde como las otras tardes tenía olor a vida
sabía del milagro de la eternidad, al cerrar los ojos
agradecía tu piel suave,
y alegre como chico que sale de la escuela
te envolvía cual mujer desnuda,
esa tarde era igual a todas
o casi todas,
pero esa tarde te besé.