Además de las Señoras Vulnerables, mi nuevo proyecto tiene otro target, que para mí es El Target: adolescentes. Finalmente. Me fascinan.
Nuestras Chicas Gueter son chicas de un cierto nivel, porque están cursando estudios medios o superiores. Vamos, que saben leer. Algunas hasta están estudiando Information Technology. Y son tan listas que aprueban sin saber decir ni siquiera What’s your name? Flipa.
Como nos enseñó Mean Girls, en cualquier grupo adolescente que se precie se pueden apreciar las distintas especies con claridad. Así, al interno de las Chicas Gueter se pueden visualizar y distinguir las guays, las responsables, las tristes, las catetas y las raras de cualquier tipo, raza y condición. Por nombrar algunos grupos.
A pesar de que el target me encanta, a mí y a las Chicas Gueter nos separa algo que con la Santa Infancia ya habíamos superado: no saben quién son Bella Swan ni Katniss Everdeen. Y así cómo van a llegar a nada, si no tienen modelos que seguir. No me desanimo y ya les he dicho que, apenas reúna la pasta, les compro un proyector, porque esta ciudad no puede seguir viviendo en la ignorancia. O al menos en la ignorancia sin fantasía y sin vía de escape, porque creo firmemente que, entre los cinco y los veinte años de edad, no hay penuria ni desgracia que no curen dos horas y media de Narnia bien explicado. Al menos temporalmente.
Lo más interesante de mis dos nuevos targets es la delgada línea que las separa, una línea definida: las Señoras Vulnerables han parido, y las Chicas Gueter, no. A veces las juntamos, y las adolescentes miran al grupo adolescente de las Señoras Vulnerables, chicas que eran exactamente iguales a ellas, con las mismas esperanzas, los mismos sueños… hasta que se quedaron embarazadas y alguien las abandonó (su familia, su marido/ligue/violador). Caminan de puntillas, las Chicas Gueter, porque saben que el día menos pensado se pueden volver, de golpe y porrazo, Señoras Vulnerables.
Con las unas y las otras, hacemos todo lo que podemos. Para que las Chicas Gueter nunca sean Vulnerables. Y para que las Señoras, de alguna manera, puedan retomar aquellos sueños y vivirlos, ahora, con sus Tiggist y sus Habtamus colgados de la teta.