Paso el día con expertos que elucubran sobre el mundo conectado, el impacto de las redes sociales en la construcción de la realidad, la blogosfera transnacional, la visualización de las redes sociales en las redes informáticas. Los ponentes twittean, los alumnos iPodean en un convento del siglo XIII reconvertido en universidad del XXI. En sus pasillos, la belleza de las ruinas del Románico se da la mano con la eficiencia de una nave espacial.
Llego a casa por la noche y en la 2 dan Tasio. Ceno con ese entrañable Tasio que pasa sus días robando pajarillos de los nidos y alimentando mortíferas carboneras. Y cuando a un niño del pueblo se le desploma una de esas carboneras bajo los pies y muere abrasado, mi padre dice que debería ser obligatorio ver películas como esta. Para que los jóvenes -se ve que considera que todavía lo soy- nos enteremos de qué iba este país no tanto tiempo atrás.
La conferencia sobre comunicación política continúa al día siguiente. Los alumnos preguntan sobre el futuro del periodismo; el futuro en general. Un ponente dice, a modo de respuesta, que la vida es hoy muy complicada. Yo bajo la vista de la gran pantalla plana donde se proyectan imágenes a la tumba de hace cinco siglos donde apoyo mis pies y no sé qué pensar.
¿Demasiado complicada, demasiado rara o demasiado simple? La vida es un eco, un sueño, una gota de rocío en una brizna de hierba, se decía nada menos que 5.000 años atrás.
En fin. Espero que paséis unas buenas fiestas.
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