Fue una fría tarde de diciembre. Al entrar en el local donde nos solíamos reunir, el sonido de una voz desconocida para mí, me hizo buscarte con la mirada. Cuando al fin te vi, me estremecí al creer estar viendo un ángel. Luego, al fijar mis ojos en los tuyos, supe enseguida que seríamos el uno para el otro. Cuando pasado el tiempo, decidimos unir nuestras vidas para siempre, sellaríamos nuestro compromiso con un primer beso.
Publicado en el libro colectivo “CACHITOS DE AMOR”