Cada mañana, suelo afianzarmeen mi atalaya y verificartu llegada que tras despertarmesueña mi acostumbrado llorar.
Pero aparte de un sol arroganteno te veo por la lejaníaque dice que ya tuve bastantecon soñarte mientras yo dormía.
En noches de adolecido sueñote oigo entonar aquella canciónen la que decías ser mi dueñocomo lo es ahora aquel rincón.
Ojeando un álbum medio llenoasentada junto a una ventanavi como el mar de ser amenopasaba a bravo por mi mañana.
Las gaviotas que a mi me acompañancuando tu no estas a mi me dicenque las tormentas el día empañan,naufragio que las aves predicen.
Desbocada bajo al rompeolasy allí arrojada, sobre mi orillade playa privada, flotan solasmaderas que una vez fueron quilla.
Hacia ellas que como loca corroy aparto las olas de mi pasorogándole a Dios por tu socorro,y al mar tu muerte sea fracaso.
Así mar adentro que me adentromientras grito ¡te amo marinero!nadando la resaca a tu encuentroahogando mi último te quiero.