(Alguna vez fui tentado por un ángel y no caí;me sentí inusualmente fiel).
No, nunca presentí que estabas a punto de extender tus alas. Ni que los veranos siguientes la pasaría tan terrible sin ti. No hubo lágrimas, no hubo bálsamo. Los “amigos” se fueron en tu ausencia. Todo esto solo hizo más abrumadora tu partida. Perdí todo en un instante. Tú ya no estabas y yo sentía que no podía seguir.
No recuerdo el último día que te mire, ni las palabras precisas que dijimos. Si hubo un abrazo un hasta luego tampoco lo recuerdo. ¡Ni siquiera sé si te enteraste cuanto te quiero!
Esa tarde no fui a despedirme. Seguro todos esperaban verme ahí, pero no soy el tipo duro que todos creen, ¡es más! soy un cobarde. Y ante una situación como esa, temí desmoronarme. Si fuera creyente hubiera sido fácil pensar que te miraría de nuevo; pero no creo en dioses, mundos celestiales, ni praderas paradisiacas. Solo sé que perdí a mi mejor amiga y fue para siempre.
Apenas anoche sollocé tu partida. Es difícil para mí abrir el corazón y llorar; quisiera, me gustaría creer que existe algo más allá y pensar que anoche me acompañabas; que estuviste velando mi aflicción. No tengo altares, santos o pastores, ni mucho menos un dogma que seguir; por lo tanto, no tengo a quien reclamarle tu partida. Así es como tiene que ser… así es la vida.
No quiero, ni puedo permitirme creer solo para tener una falsa esperanza. Está claro que estaba convencido que no vivirías por siempre; no fuiste eterna, ni perpetuo seré yo. ¡Pero hoy he decidido que vivirás aquí! por siempre en mi corazón hasta el día que muera. ¡Y hasta entonces! ¡en ese momento! quizás descubra cual fue el motivo por el cual descendiste a la tierra y me tentaste.
…Te busqué, te busqué por tanto tiempo aun a sabiendas que no te encontraría.
In Memoriam SJH