Era un invierno crudo, raro de frío intenso que dejaba la imaginación de sus dedos dibujados en la ventana y al ritmo en el que se frotaba las manos, las luces de colores del árbol de esa navidad, titilaban en su espalda.
La noche era clara y la mirada se perdía de Helene, en un número incontable de estrellas, en un cielo, que no tenía nubes. Todas brillaban pero una, brillaba más que todas. Inclinó la cabeza y se dejó llevar... Y en el pasaje fugaz de los pensamientos, recapituló su vida, suspirando...cerró sus ojos...
Recordó las navidadesDe otras épocas,
Donde Père Noël*pasaba
Y donde otras no,
Donde lo importante
No era el valor
De los que escondía el papel
Sino de aquellos momentos vividos.
Recordó...Esa mesa que abrigaba las comidas caseras,
Donde no había lujos...
Donde no hacían falta.
Escuchó las risas espontáneas De quien sabía hacer reír
Ja! Todavía sonrié.
La cena duraba horas
y las horas parecían cortas.
Las charlas se acoplaban Unas detrás de otraJamás cansadasInventando la noche perfecta
Con la cereza de un bello recuerdo.La medianoche La copa en alto,El abrazo,Y al oído el deseoDe una Feliz Navidad.Iluminaban el cieloCon fuegos artificiales.
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