Revista Literatura

te cuento una historia… de comprar unos pantalones vaqueros.

Publicado el 08 mayo 2013 por Contadoradehistorias @historiascuento

He salido a comprarme unos pantalones vaqueros. Tres días llevo, tres! Y te preguntarás por qué… Qué exigente, no? Pues no. La verdad es que no. El problema no está tanto  en la exigencia sino en el cachondeo de tallas y tipos de pantalones.

He recorrido ya no se las tiendas, y no me puedo explicar cómo no soy capaz de encontrar unos vaqueros normales de mi talla. Hay multitud de chicas que pasean por la calle con ellos! Pero ¿dónde están? ¿me huyen? ¿qué es lo que pasa entonces?

Día 3 en la odísea de la compra:

Entro en una tienda y cojo varios: azul más claro, más oscuro, con la pierna no muy ancha pero que no parezcan mallas, lo justo para poderlos meter dentro de la bota. Voy al probador y me los pruebo. ¿Y qué pasa? Pues que el más oscuro es hipermegasuperelástico y no es que me quede como un guante, no, es que cuando me lo quite voy a llevar hasta el dibujo del vaquero tatuado en la piel de las piernas! Pues nada, otro.

El azul más claro no parece tan elástico… pero no me sube. No que no me cierre porque sea una talla que me esté un pelín justa, no. No me sube de las caderas! Miro la talla, me he tenido que equivocar seguro. Pues no. Es una talla 44. Y tengo más pantalones de esta tienda de la 44, incluso de la 42, y no he engordado… ¿Estará mal tallado? Anda, porfa, traeme otra 44 a ver si es que está mal la talla… Claro, termino de probarme esto y te lo traigo.

Mientras mi amiga termina y me trae otra talla yo me pruebo otros pantalones más. Al momento me doy cuenta de que tienen una especie de ¿tachuelas? que no había visto. Uhmmm. Mal vamos. Sólo busco unos vaqueros normales sin más florituras… pero bueno, me los pruebo igual porque, ¿y si me valen? De momento me suben, bien, me cierran, bien, me miro al espejo y… mal. Mal porque me hacen parecer una mesa camilla, con el desayuno de la abuela servido y todo. Fuera.

Y me falta uno, la segunda 44 que me acaba de traer mi amiga. Pero no, no estaba mal tallado, éste tampoco me sube… y como en la mayoría de las tiendas, no trabajan más de la 44… Pues nada, con las mismas me visto y nos vamos. A tomar un café, que ya estoy harta de buscar ropa.

No me puedo explicar cómo es tan complicado comprarme ropa. Mi cuerpo es normal, no estoy delgada ni tampoco gorda, eso sí, tengo formas. Cintura, cadera… lo normal en una mujer, vamos. Y cada vez me cuesta más trabajo encontrar algo que me quede bien sin dedicar mil horas en el probador.

Hace unos años Sanidad elaboró un plan que pretendía evitar todo esto, creo que en 2009. Te sonará: tipos de cuerpo diábolo, campana y cilindro. Se hizo un estudio antropométrico con mediciones a 8500 mujeres de diferentes grupos de edad, entre 12 y 70 años y bla bla bla. Se pretendía adaptar el sistema de tallaje que usamos desde 1972 (…S,M,L… / …36,38,40…) a la realidad de las mujeres de hoy.

te cuento una historia diferente de comprar unos pantalones vaqueros

Pero en eso debió quedar, en un estudio y unos datos. O por lo menos esa es la sensación que yo tengo, porque sigo teniendo los mismos problemas que cuando salió el estudio para vestirme y no ha mejorado nada. Y no solo me pasa a mi. Mi amiga, la del probador, está delgada y tiene un rango de tallas en la misma tienda entre la 38 y la 42… Pero comentándolo con más gente es algo normal de lo que ya nadie se extraña.

El caso es que en otra tienda me pasó algo parecido, los pantalones que me probé eran una 44 y me estaban muy justos, pero parecía que me sentaban bien. Igual si hubiera una talla más… Así que pregunté a una de las dependientas, monísima ella, que me miró de arriba a abajo y con cara de “?” me dijo: ¿¡Más de una 44!? No, es la más grande que tenemos. Se dió la vuelta y siguió colocando ropa, monísima ella.

Y yo que me siento estupenda con mi cuerpo, que soy feliz tal y como soy, que me gusta disfrutar de una buena comida y que hago deporte para cuidarme, que me miro en el espejo y me gusta lo que veo, porque me veo bien, cómo que bien, ¡me veo fenomenal! … ¿será que necesito perder unos kilitos? ¿ha llegado la hora de empezar con la “operación bikini”? ¿será eso lo que necesito?

No. Estoy estupenda. Lo que único que necesito son unos pantalones vaqueros.

contadora de historias

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