Cuentan los habitantes más viejos de Caños de Meca que hubo una época, hace muchos años, en la que aparecieron un verano un grupo de chavales de los que todavía se cuentan sus hazañas. Una historia transmitida de generación en generación dada su importancia.
Dicen que todo comenzó en una playa, la Playa de la Muerte (DANGER). Es fácil conocer su ubicación: el faro la domina. Esta influencia del faro les hizo armarse con redes de pesca compradas en un comercio chino y salir a la mañana siguiente a la playa a la “caza” del camarón. “Aquí, aquí, este agujero es una mina, el padre la madre y la tía” era su grito de guerra, y tras toda una mañana de “caza”, los chavales se retiraron a cocinar unas tortillitas de camarones siguiendo la receta de sus antepasados. Una vez degustados estos exquisitos manjares, al caer la tarde, los muchachos cayeron bajo las garras de los conocidos en la zona como “hippies oscuros”.
Cuentan que la ‘influencia’ de estos hippies oscuros y a la increible atracción y fascinación que provoca el faro a todo el que se acerca, les hizo quedar atrapados en la Playa de la Muerte DANGER viendo el increible anochecer. Por eso, cada 7 de agosto se celebra el Día Del Camarón, en honor de estos chavales pioneros, a los que siguieron miles y miles de domingueros con sus redes, sus camping-gas…
Y cuenta la leyenda que todavía, cada 7 de agosto, al caer el sol en la Playa de la Muerte DANGER, se escucha entre risas: “Aquí, aquí…” “… el padre la madre y la tía…”
contadora de historias
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