Te daría el mundo
(I'll Give You the Sun)
de Jandy Nelson
Traducción de Victoria Simó Perales
Noah y su hermana gemela Jude son inseparables. El solitario Noah dibuja sin parar, y se ha enamorado en secreto de su enigmático vecino. La atrevida Jude salta desde altísimos acantilados, lleva pintalabios rojo y habla por los codos.
Pero, con 16 años, los hermanos ya no se hablan. Algo les ha ocurrido. Algo ha pasado entre ellos que los ha removido de forma diferentes... Hasta que Jude conoce a alguien, un atractivo y frágil chico, y a una nueva fuerza en su vida todavía más impredecible y ligada a su pasado de forma inevitable.
Los primeros años de esta historia los cuenta Noah; los últimos, Jude. Lo que ninguno comprende es que solo conocen la mitad de la historia y que, si pudieran compartirla, tendrían una oportunidad real de regalarse el mundo de nuevo.
Yo no tenía intención alguna de leer este libro. De verdad. Ninguna en absoluto. Esa portada llena de colorines (que ahora adoro) y ese título tan azucarado me hacían imaginar la típica historia de amor de las que tanto suelo huir cuando leo. Sin embargo, después vi que Sandra lo había adorado. Y también Clau. Y también Uka. Y leí cómo estaba contada la historia. Y que trataba de dos hermanos. Y que tenía algo de LGBT. Y que era maravillosa, pero también dolorsa. Y no pude resistirme a leerla.
No sé por dónde empezar para que esto tenga un mínimo de coherencia, así que lo haré por los personajes. Jude y Noah. Noah y Jude. Pocos personajes me han llegado al corazón tanto como estos dos mellizos, tan tiernos y tan irresistiblemente reales al mismo tiempo. Hay personajes que te gustan, personajes que te encantan, y personajes que llegas a querer, y Jude y Noah son de esos últimos.
¿Sabéis esa sensación de desear que un personaje sea real solo para poder abrazarlo y decirle que todo saldrá bien? Eso es lo que me ha pasado con Noah durante toda la novela, y también con Jude durante la segunda mitad. Sé que no me equivoco al decir que estos dos mellizos se han ganado un puesto en mi corazón en el que permanecerán durante mucho tiempo.
Pero la magia de esta novela no reside solo en sus maravillosos personajes, sino en cómo te cuentan lo que sucede. Noah y Jude narran la historia a dos voces pero, al contrario de lo que sucede en El mar de la tranquilidad, aquí no solo se alternan la historia, sino también los tiempos: Noah habla desde el pasado, entre los trece y catorce años, mientras que Jude narra el presente, tres años después, cuando los dos hermanos están ya muy lejos de ser lo que habían sido, de tener la relación que habían tenido, y todo debido a una serie de sucesos en su vida que se descubren durante la novela.
Los capítulos, además, son escasos y en general muy largos. Esto es algo que me chocó al principio, y que no me acabó de convencer. La historia de Jude no me interesaba tanto como la de Noah, por lo que al principio no me hacía mucha gracia saltar al presente y dejarlo atrás por periodos tan largos de tiempo. Sin embargo, enseguida comprendí que esa forma de narrar era necesaria. Hay historias que narran alternando presente y pasado, pero normalmente una de las dos historias acaba perdiendo peso y el lector obtiene capítulos de relleno solo para mantener la alternancia. Esto aquí no pasa: Jandy Nelson cuenta lo que tiene que contar, cuando lo tiene que contar, y como lo tiene que contar. ¿El resultado? Una verdadera delicia.
Y hablando de delicia, no podría continuar sin mencionar la narración. Confieso que cuando comencé a leer me asusté un poco por la traducción, ya que desde la primera página me encontré unas cuantas cosas extrañas que me provocaron sudores fríos y me hicieron temerme lo peor. Por suerte, fue algo que se solucionó según avanzaba la historia, y a excepción de algunos detalles extraños disfruté mucho del estilo. Jandy Nelson da a cada personaje una voz característica y personalísima, y ambos tienen una forma de hablar muy particular, con obsesiones extrañas (Noah por la pintura, y Jude por las supersticiones) que enriquecen mucho la lectura.
Hablemos ahora de la parte LGBT. Precisamente en mi reseña del decepcionante Este libro es gay me quejaba de que se publicaran manuales innecesarios en lugar de libros donde se normaliza la presencia del colectivo homosexual. Pues bien, esta historia es justo lo que estaba buscando. Noah es gay y, a sus trece años, no sabe si eso es bueno o malo. Teme la reacción de sus padres y, sobre todo, la de los matones del pueblo, que ya de por sí le hacen la vida imposible.
Si viera a la autora no tendría más remedio que aplaudirle por haber creado a Noah, y por haberlo hecho tan bien. A veces me quejo de que algunas autoras no saben construir voces de chicos adolescentes realistas, pero aquí tengo que quitarme el sombrero ante Jandy Nelson. No solo ha sabido crear una voz realista para Noah, sino que lo ha hecho con un personaje homosexual que vive con miedo por su condición, algo todavía más difícil. Y lo ha hecho tan bien que, como decía antes, me he pasado el libro deseando abrazarlo.
Además, tengo que felicitar nuevamente a Jandy Nelson por lo bien que ha retratado el lado sexual de Noah, algo que como ya comentaba en mi vídeo de El mar de la Tranquilidad echo bastante de menos en la literatura juvenil. Noah, como cualquier adolescente de su edad, siente deseos e impulsos que no puede controlar, y la autora ha sabido retratarlo de una forma totalmente realista (sin llegar a estar tan presente como en Jungla de saltamontes, otra novela que DEBÉIS leer) y, en ocasiones, incluso tierna. Bravo, Jandy Nelson: hacían falta personajes así. No solo te has atrevido a romper este tabú, sino que lo has hecho con uno doble al tratarse de un personaje homosexual.
Te daría el mundo es, por tanto, una novela simplemente maravillosa, de esas que no puedes dejar de leer y al mismo tiempo no quieres que acaben jamás. Es un canto al arte, a la vida y, sobre todo, a la familia. Son pocas las historias que han logrado ganarse un lugar especial y duradero en mi corazón, y esta es, sin duda, una de ellas. Y si soléis leer el blog sabréis que no suelo recomendar novelas por mucho que me gusten, ya que soy consciente de que cada uno tiene sus gustos y que estos no tienen por qué coincidir con los míos. Sin embargo, aquí me voy a saltar mi propia norma y os voy a pedir que leáis esta novela. De verdad. Si no os gusta (cosa difícil), os permitiré tirarme el libro a la cabeza si queréis.
Lo mejor: Los personajes.
Lo peor: Las partes de Jude me interesaban un poco menos.
Te gustará si... quieres leer una historia preciosa y emotiva sobre la vida, la familia y el amor.
9/10