A mi encanta el sushi. Cada pieza es una pequeña obra de arte para la vista y para el paladar. La estética alga negra contrastada con el arroz blanco y combinados con ingredientes en el interior de diferentes colores, tipo el aguacate, el salmón crudo o el surimi los convierte en pequeñas joyas.
Hay de diferentes tipos y formas. Los makis son los más clásicos y son de tamaño pequeño. El arroz queda enrollado con una hoja de alga nori por fuera y con diferentes tipos de ingredientes. Hay makis de salmón, makis de atún y cebollino, makis de pepinos, makis de aguacate y huevas de salón, etc.
Los futomakis son una versión invertida de los makis. El arroz queda enrollado por fuera con el alga nori por dentro y en el interior hay una combinación de varios ingredientes. Futomakis de surimi, aguacate y lechuga, futomakis de aguacate, huevas de salmón, atún y cebollino, futomaki de aguacate, pepino y langostino.
En cambio, los temakis son pequeños conos de alga nori con arroz en su interior y las diferentes combinaciones de ingredientes. Temakis de tortilla a la francesa, salmón ahumado y cebollino, temakis de cangrejo y aguacate.
Luego tienes los nigiris que son pequeñas bolas de arroz con una pequeña loncha de pescado encima. Los más usuales son los nigiris de salmón, nigiris de atún, nigiris de langostino y nigiris de dorada.
Y por último, el plato más apreciado: el sashimi. Esta fina lámina de pescado crudo es considerada la delicatesen de todos los tipos de sushis. Suelen ser de dorada, de atún, de salmón, de viera y una infinidad de tipos de pescados crudos.
Todos ellos se bañan en salsa de soja con una punta de wasabi que le aporta un punto de picante.
Y es que en los últimos tiempos la cocina japonesa se ha vuelto muy popular por su alto valor de comida sana y natural. Se han ido abriendo restaurante tras otro, permitiéndonos una gran oferta de este tipo de cocina oriental.
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