Quiero buscarte
en la penumbra
de mis ojos que anhelan,
en el sabor de tus amargos labios,
en lo que ya no es,
en lo que ya no era.
Bajo tu piel qué queda,
sino el recuerdo apagado
de lo que el tiempo
no permitió que fuera.
Te amé,
y quizás aún te ame... todavía...
Te siento duro en mi mirada,
castigando mis días
mancillando mi cuerpo desnudo
y mis ganas.
Llueves en mi recuerdo
y en mis pupilas creces.
Te tuve,
nos marchamos,
te soñé.