Tell

ᴛᴇʟʟ ᴛʜᴇᴍ ɪ ᴡᴀꜱ ᴛʜᴇ ᴡᴀʀᴍᴇꜱᴛ ᴘʟᴀᴄᴇ ʏᴏᴜ ᴋɴᴇᴡ ᴀɴᴅ ᴛʜᴀᴛ ʏᴏᴜ ᴛᴜʀɴᴇᴅ ᴍᴇ ᴄᴏʟᴅ 
– ʀᴜᴘɪ ᴋᴀᴜʀ

Contá querido, que yo era el lugar más cálido que conociste, al menos durante la última semana, y que lo convertiste en un continente frío, desértico, apagado, silencioso. 
Como la casa de mis padres cuando era chica: una cocina inoperante, escuetas comidas sin postre, bebidas sin gas, fideos blancos sin queso, té sin azúcar, sábanas frías y tirantes en la cama, parlantes muertos y plantas de plástico en los rincones del modular opaco. 
Contá que yo era como una de esas playas de las cuales la gente no se quiere ir nunca, esas donde el sol se acuesta justo en la línea que divide el cielo del mar, pero que en algún momento me noqueó el hastío y el desinterés oxidó el marco de la foto polaroid que no alcanzó a revelarse. 

Contá que yo era el norte, vos el sur o viceversa, no vamos a estar discutiendo justo ahora nuestras polaridades, y que todos los transportes públicos y privados entre una locación y otra estaban averiados, o que la tierra a fuerza de ser cuadrada al fin se había partido al medio, dividiendo a tu humanidad y la mía en un acto soberano de justicia. Que me gustaba dormir destapada, hablar en la cama, reirme a carcajadas en los momentos menos adecuados, escribir con locura, escuchar a Eric rasgar su guitarra, y que el helado me gustaba de chocolate amargo; pero que el último tiempo ya ni el café con leche me cautivaba.
Contá que yo era un lugar cálido, pero que el invierno se coló con vos el primer día que entraste a casa. 
Patricia Lohin
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Imagen: Jerry Uelsmann

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